Cruz del Warairarepano encenderá la esperanza de los corazones venezolanos:
Los minutos van pasando, la fría ciudad permanece gris por unos instantes, pero los que habitan en ella aguardan, como siempre, los rayos del sol que salen para iluminar la eterna ciudad de los techos rojos. Afortunadamente, los que hacen vida en ella saben, que no sólo los rayos la iluminarán los días de la navidad, sino que un ícono representativo de la ciudad y de la venezolanidad se encenderá, como cada año, en los corazones de los venezolanos: La Cruz del Warairarepano.
Quizás Ottomar Pfersdorff, ingeniero trabajador de la antigua Electricidad de Caracas, e ideólogo de la tradicional cruz nunca imaginó, que un acto para demostrar la eficiencia de la compañía eléctrica se convertiría en un simbólico hecho que uniría a la familia venezolana.
Y es que la tradición inició cuando este trabajador de la eléctrica nacional ideó un símbolo para dar cuenta de la importancia de la industria eléctrica para el país. Su experimento, en principio, sorprendió a muchos ya que se comenzó con el apagado de las luces de las habitaciones del Hotel Humboldt del piso 1 al 14, mientras que las otras permanecían encendidas, de tal manera que se lograra la reproducción de la imagen de una cruz cristiana de 30 metros de alto.
Con el pasar de los años el experimento mejoró y resultó en una gran estructura que se ilumina cada 1° de diciembre y que en este 2013 arribará a su 48° aniversario. Religiosamente desde cualquier punto de la ciudad, los caraqueños y visitantes vuelven sus ojos hacia el imponente Wararairarepano, quien en su seno sostiene la gran estructura, símbolo de la cristiandad y emblema del gran pueblo venezolano que cree en su Patria.
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